El cianuro es una sustancia química que inhibe la respiración celular y es altamente tóxica que se encuentra presente en los vertimientos de las industrias de tratamientos térmicos, que en concentraciones superiores a los 200 microgramos por litro es mortal para cualquier especie (Damín, 2015), de aquí radica la importancia de su eliminación antes de que entre en contacto con las fuentes hídricas; sin embargo, la eliminación de cianuro en fuentes hídricas es una de las problemáticas más complejas que se presentan en el tratamiento de aguas residuales, dadas las características y composición de este contaminante. Existen varias formas de degradar el cianuro de los vertimientos industriales, dentro de las cuales se encuentran los métodos físicos como el uso de luz ultravioleta – UV o la oxidación fotocatalítica (Cardona, 2015), los métodos químicos como la precipitación con sulfato ferroso, la oxidación con peróxido de hidrógeno o el tratamiento con hipoclorito de calcio, entre otros (Fajardo & otros, 2010), y los métodos biológicos como la biodegradación con algas, hongos o bacterias, que asimilan y utilizan el cianuro como fuente de nitrógeno y/o carbono (Lozano, 2017).
Se han realizado varias investigaciones sobre la degradación de este contaminante de las fuentes hídricas ubicadas en las zonas donde se realiza minería de oro, mediante el uso de métodos biológicos, como el uso de bacterías provenientes de las plantas de procesamiento de yuca (ICESI, 2013) pero no se han tenído en cuenta otras fuentes de contaminación de los ríos con cianuro como lo son los vertimientos de la industria de tratamientos térmicos, y teniendo en cuenta que la toxicidad del cianuro se debe principalmente a su capacidad para unirse a los metales (Conrado, 2014), se debe prestar atención prioritaria a los vertimientos de este sector que tienen condiciones extremas de pH y grandes cantidades de metales pesados.